Maduro, Musk y el autogolpe digital en Venezuela

7 minutos
8/6/2024
Maduro, Musk y el autogolpe digital en Venezuela
Por: Carlos Cortés
Este texto apareció originalmente en la Red de Expertos en Democracia y Tecnología  de Linterna Verde lanzó en alianza con La Silla Vacía.

“Hay una cosa que llaman redes sociales, que crea una realidad virtual. ¿Y la realidad virtual quién la controla? Nuestro nuevo archienemigo, el célebre Elon Musk”. Nicolás Maduro sostiene el celular en su mano derecha. Pocos minutos antes, el Consejo Nacional Electoral lo había proclamado Presidente reelecto. “¿Quieres pelea? Estoy listo, soy hijo de Bolívar y de Chávez, ¡vamos a darnos, pues, donde quieras!”. El auditorio rompe en aplausos. Todos de pie. La transmisión enfoca a la cúpula militar.

No habían pasado doce horas desde que, en un único boletín, sin actas ni escrutinios, el organismo electoral (CNE) que encabeza el amigo de la familia, Elvis Amoroso, dio como ganador a Maduro. A partir de ahí, el régimen inició el plan de escapar hacia adelante, acaso el único que queda: doblar la apuesta, fabricar una teoría de la conspiración y acusar a la contraparte de estar haciendo, precisamente, lo que siempre ha sido práctica propia.

Antes de las elecciones, Elon Musk había tuiteado una sola vez sobre Venezuela. Desde el domingo, publicó más de 50 mensajes: “Maduro el Burro 😂”; “Fraude electoral masivo por parte de Maduro”; “Adiós Dictadora Maduro”; “Maduro no es una buena persona. Venezuela merece mucho más”. De paso, le retiró al Presidente el chulo de verificación para organizaciones oficiales en X. Meta ya había hecho lo propio con sus cuentas en Facebook e Instagram.

Musk, el trol que compró Twitter (conocido ahora con la inane X), aliado de Trump, Bolsonaro y Milei, no iba a desaprovechar la oportunidad para mover el torniquete de su plataforma y alinearse con la derecha latinoamericana. Aceptó el reto de duelo y planteó las condiciones: “Si gano, él renuncia como dictador de Venezuela. Si él gana, le doy un viaje gratuito a Marte”. El episodio se suma al historial de Musk de hacer desafíos a combates improbables -como lo hizo antes con Mark Zuckerberg y Vladimir Putin–. Titulares rellenos de aire. Distracción para la factoría de memes.

Nicolás Maduro tampoco iba a dejar pasar ese bus. Ávido de cortinas de humo, el multimillonario dueño de Tesla y SpaceX le servía para para tener un enemigo externo de última hora. Lo acusó de dirigir ataques cibernéticos y lavar cerebros, en alianza con el imperio yanqui y el narcotráfico colombiano. “El primer golpe cibernético en la historia de la humanidad está en plena marcha en Venezuela”, dijo durante el Consejo Nacional de Economía Productiva.

En la teoría del ataque cibernético contra el CNE –cuya página completa casi una semana fuera de línea– también participa el Fiscal General de Venezuela. Tarek William Saab, a quien Hugo Chávez graduó como "poeta de la revolución", anunció el lunes una investigación contra María Corina Machado y el exiliado líder opositor Leopoldo López. Según Saab, desde Macedonia del Norte se organizó un ataque para alterar los datos de las votaciones en favor de la oposición: “Querían adulterar las propias actas de votación del sistema automatizado”.

El Departamento de Delitos Informáticos de Macedonia del Norte se desmarcó en seguida. A través de un comunicado, afirmó que no le había entregado ninguna información a las autoridades venezolanas sobre esos hechos y, por el contrario, le pidió pruebas de esas acusaciones: “Informamos al público que incluso la aparición de direcciones IP macedonias en algún presunto ataque no significa que provengan originalmente de Macedonia”. Cualquier usuario avanzado de internet sabe que con una red privada virtual (VPN) es posible navegar en línea casi desde cualquier país.

Lo cierto es que, hasta ahora, los únicos ‘hackeos’ que están documentados han afectado más bien a medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil que intentan transparentar el proceso electoral, asegurar el flujo de información y combatir las noticias falsas. En la previa de la elección, VE Sin Filtro, dedicada a documentar las ya tradicionales censuras y restricciones de Internet en Venezuela, reportó seis casos de bloqueos –incluido el de ellos mismos–. Y, desde el lunes, aumentan los registros de páginas web bloqueadas por los propios prestadores de servicios de internet (ISP). Hasta Wikipedia se suma a la lista.

“Manipulan las mentes de las personas a través de sus deseos porque existe una cosa que se llama ‘big data’ y saben lo que a la gente le gusta o no le gusta”, dijo Nicolás Maduro sobre la teoría del golpe de Estado en uno de los tantos discursos de esta semana, rodeado de amanuenses y cámaras que lo siguen a donde va. El líder habla con conocimiento de causa. Si hay algo en lo que sobresale Venezuela en la región es en la desinformación y las operaciones inauténticas en redes sociales. De nuevo, el origen no está en la oposición sino en el régimen.

Las organizaciones de ‘fact-checking’ han estado a tope para verificar las olas de desinformación –en buena medida a favor del gobierno–. El recuento de Cazadores de Fake News ofrece un menú completo: falsas encuestas a boca de urna que daban la victoria a Maduro; declaraciones inventadas de Edmundo González y Maria Corina Machado, según las cuales avalarían despidos masivos; inventos sobre una enfermedad terminal del candidato opositor; mentiras sobre la jornada electoral que buscaban desincentivar la participación; y narrativas que señalaban a Machado como instigadora de la violencia en las calles.

El humo digital del oficialismo no solo sirve para parapetarse; es también el contexto y la coartada de la represión contra la gente. Tanto Maduro como sus camarillas han prometido mano dura a los cuatro vientos –incluso, anunciaron un app oficial para denunciar y perfilar a quienes protestan–. El sábado en la tarde, Foro Penal denunció cerca de mil detenciones arbitrarias y una docena de asesinatos aún en verificación. El sábado en la tarde también hay manifestaciones masivas en Caracas: “¡No tenemos miedo!”, grita la multitud. Hay una cosa que se llaman redes sociales. Y no son virtuales.

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Por:
Carlos Cortés

Abogado de la Universidad de Los Andes y magíster en Media and Communication Governance del London School of Economics. Exdirector de políticas públicas de Twitter para América Latina Hispanohablante; exdirector de la Fundación para la Libertad de Prensa. Integrante del consejo asesor en seguridad y confianza de TikTok en América Latina. Actualmente es Director Ejecutivo de Linterna Verde y productor de contenido de opinión y análisis.

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