Elon Musk llegó a Twitter con la promesa de hacer de la plataforma un paraíso de la libertad de expresión. Con la idea de que la moderación de contenidos equivale a censura y el anuncio de que bajo su mando se permitiría todo lo que no fuera ilegal, Musk se llevó el aplauso de sectores que se consideran silenciados por Twitter. En cambio, prendió las alarmas entre reguladores, periodistas y académicos, quienes desde distintos enfoques entienden las complejidades del asunto y los grandes riesgos de la aventura del fundador de Tesla.
Aunque un mes es poco tiempo para evaluar una gestión, los tiempos y las decisiones de Musk han sido volátiles. Dejamos cuatro puntos para explicar dónde está hoy Twitter en términos de moderación:
1. ¿Dónde quedó el consejo de moderación?
Al día siguiente de su llegada, aparentemente para calmar las opiniones que pronosticaban que bajo su mandato la plataforma se convertiría en un lugar hostil, Musk anunció que crearía un consejo de moderación de contenidos conformado por personas con distintos puntos de vista. Según dijo, ninguna decisión de moderación importante se tomaría sin que este consejo la evaluara antes.
En su momento el anuncio sentó bien y para algunos fue una señal de que Musk estaba entendiendo que la moderación era un componente importante del modelo de negocio de su nueva compañía. Incluso el Consejo asesor de contenidos, un organismo independiente de Meta que tiene la facultad de revertir decisiones y hacer recomendaciones a la compañía en temas de moderación, se ofreció a acompañar y orientar a Twitter en esta iniciativa.
La promesa duró poco. A finales de noviembre se filtró un video de una reunión de Zoom en la que Musk le explicaba a su equipo de trabajo que, aunque en efecto se conformaría un consejo, él mismo escogería a los miembros y tomaría las decisiones de fondo. Como veríamos poco después, esa aclaración era simplemente la antesala: Musk tenía el poder y lo iba a ejercer. Pronto.
2. Voz de Elon, voz de Dios
En una combinación de populismo y una estrategia para generar atención y tráfico en su propia plataforma, Musk empezó a tomar decisiones clave de Twitter a través de Twitter. Así ocurrió para restablecer la cuenta de Donald Trump, que había sido suspendida en enero de 2021 por incumplir la política de glorificación de la violencia.
El propio Musk había dejado ver su postura frente a esa sanción, a la que había calificado de “inmoral y extremadamente tonta” en mayo de este año, cuando también dijo que la reversaría en caso de que concretara la compra de la compañía.
Luego de muchas especulaciones, finalmente el 18 de noviembre Musk sometió la decisión a un sondeo en su cuenta personal en la red social. Tras la participación de 15 millones de personas y un resultado a favor del regreso de Trump, la cuenta fue restablecida. Vox Populi, Vox Dei, fue la fórmula latina empleada por Musk para justificar su decisión: la voz del pueblo es la voz de Dios.
La semana siguiente Musk acudió al mismo procedimiento para preguntarle a su público si consideraba que Twitter debía conceder una amnistía general a las cuentas suspendidas y restablecerlas todas a menos que fueran spam o hubieran infringido la ley. En esta ocasión, la participación fue mucho menor, pero el resultado fue más contundente: el 76% de los usuarios votó a favor de la propuesta. Una vez más, Musk tuiteó que el pueblo había hablado y anunció que la compañía empezaría a trabajar en dicha amnistía.
No es claro de qué forma Musk piensa llevar a cabo la restitución de estas cuentas ni qué criterios podrían ser utilizados para evaluar si alguien efectivamente incumplió la ley. En todo caso, el procedimiento ya se ha puesto en marcha para cerca de 62,000 cuentas con más de 10,000 seguidores, en una operación a la que internamente se le ha dado el nombre de “Big Bang”, de acuerdo con el periodista especializado Casey Newton.
De cualquier forma, estas decisiones se alejan de las prácticas que a lo largo de la última década han intentado establecer las plataformas de redes sociales. Además, a este intento de refrendar sus decisiones mediante la opinión del público, le caben varias objeciones. Como lo hizo notar Yoel Roth, el antiguo director de seguridad y confianza de Twitter, pocas funciones de la plataforma están tan expuestas a la manipulación y a la participación de bots como las encuestas.
En medio de problemas y tensiones y diferencias con gobiernos, reguladores y sectores de la sociedad civil, estas empresas vienen desarrollando procesos y pautas internas para arbitrar el comportamiento de sus usuarios. ¿Podrá Musk pasar de largo?
3. El cuello de botella
Esta semana, Musk abrió un nuevo frente de batalla con Apple, uno de los principales anunciantes de Twitter y un aliado clave de la compañía, pues con su tienda de aplicaciones –que nutre todos los sistemas iOS– actúa como un cuello de botella para el alcance de la plataforma.
De momento, solo se conoce la versión de la historia de Musk, quien aseguró que Apple había amenazado con suspender a Twitter de la App Store y había disminuido considerablemente su gasto de publicidad en la plataforma. Según el autodenominado ‘Chief Twit’, Apple estaba haciendo “demandas de moderación”, y cuestionó si esta presión traía implícito el odio hacia la libertad de expresión en Estados Unidos.
En el pasado, la empresa que hoy dirige Tim Cook ha dejado por fuera de su tienda de aplicaciones a redes sociales que han nacido con la bandera de una libertad de expresión absoluta, como Parler y Truth Social, que a la larga han tenido que ajustar sus políticas de moderación a las normas de las tiendas de Google y de Apple.
La afrenta de Musk sumó rápidamente el apoyo de sectores conservadores en Estados Unidos. Ron DeSantis, gobernador de la Florida, llamó al Congreso a actuar en caso de que efectivamente Twitter fuera expulsado de la App Store, mientras que Tucker Carlson, una de las caras más visibles de Fox News, dijo que la actitud de Apple era profundamente anti-americana y que más bien le era fiel al gobierno chino.
Es cierto que compañías como Apple y Google cuentan con un poder desmesurado en el mercado y que sus operaciones han sido objeto de proyectos de ley en Estados Unidos para impedir abusos y comportamientos anticompetitivos. Musk, el hombre más rico del mundo, no debe sentirse muy cómodo con que otras compañías tengan la posibilidad de frenar sus planes y de quedarse con una tajada importante de sus ingresos, pues Apple cobra una comisión del 30% en todas las operaciones que se realizan en las aplicaciones descargadas a través de su tienda.
A medida que han pasado los días, la historia se ha ido desmoronando. El miércoles, Musk se reunió con Tim Cook en las oficinas de Apple. Según informó él mismo, la conversación había servido para resolver malentendidos y dejar claro que Apple nunca había pretendido expulsar a Twitter de su tienda de aplicaciones. Poco después, se conoció que la empresa fabricante de teléfonos y computadores tampoco había disminuido su gasto de pauta en la plataforma.
Más allá de este drama, el incidente nos recuerda el enorme poder de las tiendas de aplicaciones, un aspecto de la discusión sobre moderación de contenidos que cada tanto pasa a un segundo plano. En la contabilidad de obstáculos que debe sortear Musk para implementar su visión de Twitter no puede subestimar a estos intermediarios, que hacen las veces de ama de llaves de las redes sociales. Por ahora, mientras las noticias hablan de tensiones entre Apple y Twitter, las relaciones comerciales siguen siendo saludables.
4. El fin de la pandemia en Twitter
Las reglas de Twitter –que establecen lo que puede o no decirse en la plataforma– habían salido ilesas hasta esta semana. Si bien Musk hacía y deshacía reviviendo unas cuentas y suspendiendo otras, las normas no habían cambiado. Sin embargo, el 29 de noviembre, la política que controlaba la desinformación relacionada con covid-19 dejó de existir.
La compañía no dio aviso de la medida en su blog y tampoco se ha mencionado nada en la nueva oficina de comunicaciones de Twitter: @elonmusk. Toda la información se reduce a una nota en el informe de transparencia en la que se lee que a partir del 23 de noviembre Twitter dejó de aplicar la política de información engañosa relacionada con covid-19, que, entre otros, prohibía el contenido falso sobre vacunas o las formas de contagio.
Si bien la situación mundial del covid ha mejorado y la mayoría de los países han superado la emergencia sanitaria, plataformas como YouTube y Meta siguen teniendo activas sus políticas para controlar la desinformación relacionada con la pandemia. Meta, en particular, le solicitó a su Consejo asesor una opinión consultiva para evaluar si es pertinente modificar o suspender estas políticas. Tal vez Musk diga que él también lo consultó con su consejo asesor: él mismo.