En la madrugada del 20 de junio, Twitter suspendió la cuenta de Francisco Vera, un joven activista ambiental que ha sido nombrado asesor infantil de la ONU y que utilizaba esa plataforma, donde tenía cerca de 90.000 seguidores, para hacer pedagogía sobre sus causas. La decisión provocó indignación entre los usuarios y fue criticada por organizaciones ambientalistas como WWF y Guardianes por la Vida, así como por el embajador de Dinamarca en Colombia, Erik Høeg.
En principio, muchos relacionaron la suspensión con el último tuit que se había publicado en la cuenta, donde Francisco celebraba la victoria de Gustavo Petro en las elecciones presidenciales en Colombia, e incluso varios medios de comunicación le dieron ese enfoque a la noticia.
La razón, sin embargo, estaba muy lejos de ser política. Ese mismo día, Francisco explicó que había sido sancionado por incumplir las normas básicas para que un usuario pueda tener una cuenta en la plataforma, pues le faltaban apenas 28 días para cumplir 13 años, la edad mínima exigida por Twitter. La cuenta, según dijo, era supervisada por su madre, como se señalaba en la biografía.
En Facebook, donde aclaró lo que había sucedido, Francisco expresó su rechazo a la sanción: “Me parece un poco mal que mientras reivindicamos los derechos de los niños en el discurso, cerramos los espacios de participación y difusión de sus voces. Al parecer sólo podemos ser escuchados donde nos dediquemos a entretener pero no a pensar ni elevar nuestras voces”.
Al igual que otras plataformas, Twitter establece que si no se cumplen los requisitos de edad, la cuenta será eliminada. Hacia la misma dirección apuntan Facebook y TikTok, que también usan el estándar de 13 años como edad mínima.
Para las compañías de redes sociales, hacer cumplir esta regla es particularmente difícil. Si las plataformas tienen problemas al momento de comprobar, por ejemplo, si un contenido utiliza un insulto discriminatorio o si fomenta el terrorismo, verificar información personal de los usuarios, sobre la cual pueden perfectamente mentir, es una tarea mucho más compleja.
Según lo ha explicado Meta, sus moderadores están capacitados para detectar si una cuenta es de un menor. En esos casos, se le pedirá al usuario que compruebe su edad, y en caso de que no pueda hacerlo, su cuenta será suspendida. La inteligencia artificial juega también un papel importante al momento de hacer cumplir estas normas, pues los sistemas están entrenados para descubrir señales que puedan detectar esta clase de infracción. Por ejemplo, como explica la compañía, si el día de su cumpleaños otras personas lo felicitan por llegar a los 12 años es muy probable que esa cuenta sea revisada.
Las normas sobre edad también han llevado a errores masivos. Por ejemplo, en 2018, cuando Twitter intentó acatar las normas sobre menores de la GDPR –el reglamento general de protección de datos de la Unión Europea– terminó eliminando las cuentas de miles de usuarios que se habían registrado en la plataforma antes de los 13 años, así en ese momento ya fueran mayores de edad. A la plataforma le tomó cerca de un año corregir este error y reactivar las cuentas suspendidas.
Otras plataformas solo han exigido esta clase de requisitos cuando no tenerlos ha significado una sanción para ellos. Es el caso de TikTok, que en 2019 introdujo una verificación de edad luego de haber recibido una multa de más de cinco millones de dólares por los incumplimientos a la ley de protección de datos de menores de Estados Unidos cometidos por la aplicación Musical.ly –absorbida y fusionada para crear el actual TikTok.
Además de la protección de su información, detrás de estas restricciones está la necesidad de cuidar a los menores del contenido peligroso al que pueden quedar expuestos en línea, así como de mantenerlos a salvo de adultos que puedan enviarles mensajes.
Sin embargo, como ya varias plataformas lo han admitido, es una realidad que niños de todas las edades participan activamente en redes sociales. Ante esto, algunas, como Instagram y TikTok, han empezado a diseñar experiencias de usuario exclusivas para menores de 13 años. Twitter, por su parte, permite que los usuarios que hayan perdido sus cuentas por infringir los límites de edad puedan recuperarlas con el consentimiento de sus padres.
Dos días después de haber sido suspendido, Francisco Vera recuperó su cuenta de Twitter. Al anunciar su regreso a la plataforma, agradeció a la compañía por haber atendido su caso. Más allá de la seguridad de los menores, de fondo está la necesidad de proteger su libertad de expresión. Como lo dijo el propio Francisco al anunciar su regreso: “Las plataformas virtuales son un espacio para ejercer nuestra ciudadanía y es muy importante que la voz de los niños desde ahí sea escuchada”.