“David Vélez avanza el bienestar en Colombia, un hito para la nación”, se lee en el titular de una noticia promocionada durante los primeros días de marzo en X (antes Twitter). A pesar del tono propagandístico, la imagen que acompaña al enlace muestra a Vélez, CEO del banco digital Nubank, arrestado por dos policías. Sobre la pieza, visiblemente editada, un mensaje sugiere que el empresario habría sido descubierto en alguna actividad ilícita: “No sabía que la cámara seguía grabando. ¿Será el fin de su carrera?”.
Con pequeñas variaciones en el texto o en la imagen, estas piezas fueron pautadas al menos por tres cuentas. Ninguna supera los cinco seguidores y una insignia azul las identifica como suscriptoras de X Premium, el servicio pago que, en palabras de la compañía, “prioriza las conversaciones de calidad en la plataforma”.
No es la primera vez que la imagen del empresario, una de las personas más ricas de Colombia, es utilizada para campañas engañosas. En enero de este año, se reportó que su imagen había sido utilizada para divulgar una falsa entrevista con la periodista Vicky Dávila –directora de la Revista Semana– en la que Vélez supuestamente recomendaba una plataforma para invertir en criptomonedas.
Una de las publicaciones que circuló en los últimos días volvía a revivir esa falsa entrevista, aunque hoy dirige a una página de Amazon para comprar un libro de finanzas. Otro de los links lleva a los usuarios a una aparente página de reseñas de películas.
El servicio X Premium no solo ofrece el chulo azul que durante años fue usado para señalar la autenticidad de las cuentas, sino la posibilidad de publicar textos más largos y monetizar en la plataforma. Para acceder a él, además de pagar una tarifa mensual, X exige confirmar un número de teléfono como parte del registro, un estándar que puede no ser lo suficientemente alto para garantizar que actores maliciosos accedan a sus servicios.
Las publicaciones sobre Vélez incumplen tanto las políticas de contenido de X, que rigen para todos los usuarios, como las de anuncios, que aplican para quienes pautan en la plataforma.
La norma de contenidos multimedia falsos y alterados prohíbe contenidos que hayan sido considerablemente falsificados con la intención deliberada de engañar, o aquellas que se compartan con un contexto falso o provoquen una confusión generalizada sobre asuntos públicos o que puedan desencadenar daños graves. Por su parte, las políticas de publicidad en la plataforma prohíben pautar contenido fraudulento, incluyendo estrategias engañosas de márketing o de prácticas comerciales.
Si bien la manipulación de imágenes de Vélez es de baja calidad –lo que también se conoce como cheapfakes– el caso ilustra la posibilidad de explotar los servicios de publicidad de las plataformas para divulgar contenidos alterados, una preocupación creciente a raíz de la democratización y avance de los modelos de inteligencia artificial.