Yolanda Ruiz: acusada por Twitter de lo que ella misma denunciaba

El 13 de febrero de 2022, la periodista colombiana Yolanda Ruíz compartió en su cuenta de Twitter un video en el que leía una columna publicada en el diario El Espectador: “Perra, diabla, zorra, puta…bala”. El título del texto –que era el mismo del video–  aludía a la forma en que los insultos contra las mujeres anteceden los feminicidios, pero la plataforma entendió el uso de esas palabras como todo lo contrario: una muestra de incitación al odio.

La periodista recibió un correo de Twitter donde le decía que en la plataforma no estaba permitido amenazar, acosar o fomentar la violencia contra otras personas. Como ocurre en estos casos, Twitter le ofreció dos opciones: eliminar la publicación o apelar la sanción. Mientras no borrara el tuit o un moderador de contenido revisara el caso, su cuenta –con más de 460.000 seguidores– se mantendría bloqueada. Ante la negativa a eliminar su propia columna, que de ninguna manera tenía la intención de atacar a alguien, presentó una apelación.

Se trataba de un evidente falso positivo por discurso de odio. Al intentar llamar la atención sobre ciertas expresiones asociadas con formas de discriminación o violencia basada en género –perra, puta o zorra–, Ruiz fue sancionada como si estuviera promoviendo el lenguaje de odio y no criticándolo. La norma de Twitter contempla estos escenarios al reconocer que algunos tuits pueden parecer incitación al odio cuando se les mira de forma aislada, pero no cuando se tiene en cuenta el contexto de la conversación de la que hacen parte. Sin embargo, no está completamente definida una excepción para emplear esta clase de insultos, para reprobarlos o para concientizar a los demás, como se establece en las normas de otras plataformas.

A los dos días de presentar la apelación, Twitter le devolvió la cuenta a la periodista, admitiendo que “al parecer” habían cometido un error. Ruiz aprovechó su regreso para criticar la medida y los procedimientos de esta red social. Aseguró que en ocasiones había sido agredida con esos mismos insultos y otros que podrían sonar menos ofensivos, pero la plataforma no había aplicado sus políticas. “Nos viene bien seguir avanzando en el debate colectivo de ciudadanos sobre esta nueva realidad en la que unas redes privadas tienen el control sobre una parte importante del debate público”, escribió.